Toca hablar de disfunciones sexuales

Disfunciones sexuales de origen psicológico: ¿Qué hacer?

Isabel Rejano

11/20/20232 min read

Sin duda, la sexualidad es fundamental en la esencia humana, proporcionando al individuo placer, intimidad y socialización. Sin embargo, algunas personas experimentan dificultades que llevan a no disfrutar plenamente del sexo. Estos problemas, denominadas disfunciones sexuales, pueden tener un origen fisiológico o psicológico. En este artículo abordo principalmente las disfunciones de origen psicológico.

Clasificamos las disfunciones sexuales de origen psicológico siguiendo estrictamente el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), divididas en cuatro categorías principales:

1) Trastorno del deseo sexual hipoactivo: caracterizado por una disminución en la libido.

2) Trastorno de la excitación sexual: dificultades para lograr o mantener una erección en hombres, o para lograr suficiente lubricación en mujeres.

3) Trastorno del orgasmo: problemas para alcanzar el clímax.

4) Trastorno del dolor sexual: dolor durante las relaciones sexuales.

Las disfunciones sexuales psicológicas tienen su origen en uno o varios de estos factores:

1. Factores psicológicos: entre los que se encuentran la ansiedad, el estrés, la depresión, la baja autoestima, experiencias sexuales previas traumáticas, problemas en la relación de pareja y suposiciones negativas respecto al sexo.

2. Factores biológicos: ciertos problemas de salud, como la diabetes, la hipertensión, enfermedades del corazón y la esclerosis múltiple, pueden causar disfunciones sexuales.

3. Factores farmacológicos: algunos medicamentos pueden tener como efecto secundario la disfunción sexual. Por ejemplo, los antidepresivos, los antihipertensivos y los antipsicóticos.

Es importante destacar que cada factor tiene un peso diferente, según cada persona. En algunos casos podría existir una causa fisiológica subyacente agravada por factores psicológicos, en otros casos, el factor psicológico puede ser el principal causante. Pero para realizar un tratamiento efectivo, se precisa tener en cuenta cómo interaccionan todos estos factores y siempre hay que descartar los factores fisiológicos antes de tratar los psicológicos.

La terapia para el tratamiento de las disfunciones sexuales psicológicas generalmente se aplica de forma personalizada, teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada individuo, y puede incluir terapia sexual, asesoramiento psicológico y, en algunos casos, tratamiento farmacológico.

La terapia sexual se suele enfocar hacia el aprendizaje de técnicas para potenciar la respuesta sexual de cada individuo e incluye estrategias tipo ejercicios de relajación para disminuir estrés y ansiedad, ejercicios de estimulación para mejorar la respuesta sexual, y terapia de pareja para favorecer la comunicación y la satisfacción sexual.

No quiero dejar de constatar las diferencias entre disfunciones sexuales y trastornos sexuales. Una disfunción sexual se refiere a problemas con las fases de la respuesta sexual, interfiriendo en la capacidad de la persona de tener o disfrutar del sexo. Por otro lado, un trastorno sexual abarca un comportamiento sexual considerado anormal que puede causar angustia a esa persona o daño a otra. En ambos casos puede afectar de manera significativa a la vida del afectado, por lo que la intervención temprana de un profesional puede mejorar significativamente la calidad de vida y la salud sexual integral de esa persona. Recomiendo buscar ayuda profesional, ya que puede marcar un antes y después en la salud y en la vida sexual del afectado. En las parejas, la comprensión, el cariño y la comunicación abierta son factores clave en el proceso de superación de estos problemas.

Isabel Rejano

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