Ser un niño de Altas Capacidades
¿Es una ventaja o un problema?
Isabel Rejano
12/18/20234 min read


Los niños de altas capacidades se distinguen por tener un gran nivel de rendimiento en materias intelectuales, creativas y/o artísticas. Las capacidades de estos niños a menudo son subestimadas y desaprovechadas. Evitar que esto ocurra supone un gran desafío para educadores y padres. Hablemos de ello.
La herencia genética de una persona es un factor que solo justificaría una pequeña parte de las altas capacidades, el resto se explicaría por la influencia de su entorno. Factores como la crianza, la educación, los recursos educativos y la nutrición, contribuyen a formar nuestro capital intelectual.
La detección temprana de las altas capacidades intelectuales en un niño es útil porque permite a los centros educativos conocer detalladamente su diagnóstico. Algunos factores que pueden indicar altas capacidades son un aprendizaje rápido y efectivo, una gran fluidez verbal y con amplio vocabulario, un interés inusual sobre algún tema específico, independencia de pensamiento, inconformismo y creatividad. Pero no todos los niños con altas capacidades se muestran como tales. Los adultos que los rodean deberían ser muy observadores y estar muy preparados para poder descubrir el potencial de estos niños. Una detección temprana permitiría adecuar el modelo educativo, evitando así la desmotivación y el fracaso de estos niños y canalizando de forma constructiva todo su potencial. Es importante que estos niños reciban una educación diferente a la de los demás, al menos parcialmente. Los niños de altas capacidades no pueden alcanzar todo su potencial por sí mismos; necesitan profesores y centros preparados para responder a sus necesidades mediante un método y formación distinta a la normalizada.
Estos niños pueden sufrir una serie de problemas, como son falta de atención, escaso interés en tareas que consideran irrelevantes, comenzar muchos proyectos, pero terminar pocos y cuestionar normas. También pueden sentirse raros e incomprendidos, lo que puede conllevar problemas emocionales y físicos, como son fracaso escolar, apatía, ansiedad, estrés, depresión, enfermedades gástricas, alergias, enfermedades respiratorias, …
Estos niños de altas capacidades pueden sufrir, en aproximadamente la mitad de los casos, acoso escolar, también conocido como bullying. Estos casos se manifiestan mediante agresiones físicas o verbales por parte de un individuo o un grupo. Estas acciones pueden ser provocadas por su diferencia percibida, lo que puede llevar a exclusión social y aislamiento. Se puede combatir el bullying mediante la detección temprana, la prevención y la toma de medidas tales como educar sobre diversidad, inclusión y ambiente escolar seguro.
Por otro lado, los niños con altas capacidades también cuentan con ventajas significativas. Al tener un cerebro más rápido, en conjunción normalmente con su gran memoria, tienen facilidad para el aprendizaje rápido y la adquisición y relación de conocimientos con menos esfuerzo. Además, suelen tener gran capacidad de innovación, altos niveles de generosidad y una gran empatía.
Es conveniente proporcionar a los niños de altas capacidades un ambiente de aprendizaje adaptado a ellos, para ayudarlos en sus requerimientos y estimular sus capacidades. Para fomentarlo, se pueden ofrecer actividades lúdicas, recreativas o físicas, promover juegos y aventuras, establecer un ambiente de aprendizaje en el hogar, ayudar a los niños a fomentar su atención y concentración, entrenar la memoria y proponer actividades personalizadas que los estimulen y reten a conseguir metas más altas.
Para que nuestra sociedad aproveche el talento de estos niños, el sistema educativo y social debería promover estrategias como crear un ambiente de aprendizaje adaptado a sus necesidades y que les permita desarrollar todo su potencial, lo que podría hacerse mediante programas de perfeccionamiento, la adaptación curricular y el fomento del aprendizaje autónomo. También proporcionando apoyo emocional y ayuda para desarrollar habilidades de resiliencia. Además, los docentes pueden fomentar la motivación y estimular el desarrollo de su potencial intelectual. La sociedad debería promover la inclusión y la aceptación de las personas de altas capacidades. Esto puede implicar la educación sobre la diversidad y la inclusión y contribuir al desarrollo del talento, ya sea mediante programas especializados o aprendizaje autónomo. Los superiores jerárquicos de estas personas de altas capacidades deberían contribuir a estimularlas, enfatizando las cualidades que las hacen diferente del resto y proponiendo nuevas metas a alcanzar.
En definitiva, con la detección temprana, una educación adaptada y un apoyo continuo, estos niños altamente capaces pueden alcanzar su máximo potencial, beneficiándose a sí mismos y a la sociedad en general.
Como adultos, las personas con altas capacidades pueden seguir teniendo problemas, como son reflexionar en voz alta y en exceso, aburrirse soberanamente una vez que han comprendido algo, cuestionar el sentido de las cosas o de la vida en situaciones inoportunas y enfrascarse en tareas titánicas para satisfacer una curiosidad. Pero también pueden seguir disfrutando de los beneficios de su alta capacidad, utilizando su rapidez de procesamiento y memoria para aprender rápidamente y almacenar muchos conocimientos con menos esfuerzo y, de esta manera, destacar en su actividad estudiante, laboral y/o social. Hay estudios que indican que, si bien estos niños tienen un mayor número de problemas emocionales, es cierto que cuanto más inteligentes son esas personas mayor probabilidad de éxito futuro tienen. Este éxito no se debe, en general, a sus logros educativos, sino que se debe al trabajo constante y a tomarse la vida con optimismo.
Isabel Rejano