¿Es bueno ser competitivo?

Ventajas e inconvenientes de la personalidad competitiva

Isabel Rejano

9/11/20232 min read

topless man in black shorts
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La personalidad competitiva es un rasgo psicológico que se caracteriza por la motivación de esas personas a intentar superar a los demás. Aunque tener una naturaleza competitiva puede estimular el crecimiento y los logros, también puede ser perjudicial para el bienestar mental y las relaciones interpersonales. Examinaremos las ventajas y desventajas de la personalidad competitiva en este artículo, junto con consejos para una gestión saludable de la misma.


Cualidades positivas de la competitividad

La competitividad puede servir como motor para el logro de objetivos y el crecimiento de habilidades. Las personas con personalidades competitivas con frecuencia se fijan objetivos muy ambiciosos y se esfuerzan al máximo en alcanzarlos. En ámbitos como el trabajo, el deporte y la educación, esta actitud puede mejorar el rendimiento y la consecución de grandes objetivos. La competencia sana también puede fomentar la innovación y el progreso social.


Los inconvenientes de la competitividad

Contrariamente a la creencia popular, la personalidad competitiva también puede ser problemática. Aquellos que siempre están tratando de superar a los demás pueden experimentar altos niveles de estrés, ansiedad, tristeza o frustración. Cuando no se obtienen los resultados deseados, la comparación constante con los demás puede provocar una autoestima frágil y una sensación de impotencia, injusticia, ineficacia, inestabilidad emocional y miedo al fracaso. Además, ser demasiado competitivo puede dañar las relaciones personales al fomentar rivalidades y envidias.


Consejos para gestionar la competitividad

Autoconciencia: el primer paso para gestionar este rasgo es reconocer y comprender la propia propensión a competir. Las motivaciones que impulsan la competitividad pueden identificarse reflexionando durante unos minutos.

Establece metas personales: es fundamental que establezcas metas personales realistas, aceptando tus limitaciones y circunstancias y ajustando tus expectativas, concentrándote en tu propio desarrollo en lugar de simplemente intentar superar a los demás. Permitirás los fallos y valorarás tu propio esfuerzo, felicitándote por tus logros personales, pero relativizando los resultados. Esto ayuda a mantener la atención en el avance personal y evitar comparaciones constantes.

Practica la empatía: tener empatía con los demás puede ayudarte a combatir los sentimientos de envidia y rivalidad. Se pueden fomentar relaciones interpersonales saludables teniendo en cuenta que cada persona se enfrenta a sus propias luchas y desafíos.

Celebra el éxito de los demás: en lugar de sentir celos del éxito de los demás, aprende a celebrar los logros ajenos puede ayudarte a adoptar una actitud más optimista y cooperativa.

Céntrate en el proceso: al poner más énfasis en el proceso que en los resultados, puede aliviar la presión y el estrés que conlleva competir. La experiencia puede ser más gratificante si disfrutas del camino hacia la meta. Valórate por quién eres, y recuerda, tú no eres los resultados.


Para mantener una salud mental óptima, se deben equilibrar los aspectos positivos y negativos de la personalidad competitiva. Si bien la competitividad puede ser una fuente de motivación y desarrollo personal, es fundamental abordarla de manera saludable para evitar efectos negativos en las relaciones y la autoestima. La autoconciencia y la adopción de estrategias constructivas pueden ayudar en la gestión de la competitividad y permitir que las personas se beneficien de ella sin poner en riesgo su bienestar emocional.

Isabel Rejano

www.IsabelRejano.es