El Poder de una frase apropiada y a tiempo

Cómo influir en el futuro de tus hijos mediante la comunicación y el ejemplo

Isabel Rejano

8/25/20233 min read

unknown persons standing outdoors
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La crianza de los hijos es una de las responsabilidades más desafiantes a la que los adultos nos enfrentamos. Los padres desempeñamos un papel crucial en la formación del futuro de nuestros hijos, y una de las herramientas más poderosas que hay a nuestra disposición es la comunicación. Las palabras que los padres elegimos y la forma en que las expresamos pueden tener un impacto profundo en la autoestima, la confianza y el desarrollo emocional de nuestros hijos. En este artículo, exploramos cómo unas pocas frases bien elegidas y a tiempo pueden influir en el futuro de los hijos desde una perspectiva psicológica, sin olvidar que también puede ocurrir lo contrario: una frase a destiempo o mal elegida puede tener consecuencias nefastas para el futuro emocional de nuestros hijos e incluso, para nuestra futura relación con ellos. Recuerda, nuestras palabras pueden ser demoledoras o constructivas para el futuro de nuestros hijos. Tú eliges.

Creando la Autoestima


Las palabras que los padres usamos para comunicarnos con nuestros vástagos pueden moldear su percepción de sí mismos. Frases como "Estoy orgulloso de ti", "Eres especial" y "Confío en tus decisiones" pueden fortalecer la autoestima de los niños y adolescentes, al transmitirles que son valorados y apreciados por ser quienes son. Estas afirmaciones positivas fomentan una imagen positiva de sí mismos, lo que puede llevar a una mayor confianza en sus habilidades y una disposición a enfrentarse a nuevos desafíos.

Fomentando la Resiliencia


La vida está llena de altibajos, y los niños necesitan desarrollar resiliencia para afrontar los obstáculos que se les presenten a lo largo de su vida. Los padres pueden ayudar en este proceso al utilizar frases como "Los errores son oportunidades para aprender", "Nunca dejes de intentarlo" y "Estoy aquí para apoyarte". Estas afirmaciones promueven la idea de que el fracaso es parte de la vida y que pueden superar adversidades con determinación y apoyo. Además, crean las condiciones para que los niños desarrollen una mentalidad de crecimiento en la que ven los problemas como oportunidades de mejora.

Desarrollando la empatía y la comunicación


La capacidad de comprender y comunicarse eficazmente con los demás es esencial en la edad adulta. Los padres pueden influir en el desarrollo de estas habilidades mediante el uso de frases como "¿Cómo te sientes?", "Cuéntame más" y "Entiendo por lo que estás pasando". Estas expresiones fomentan la empatía mostrando un interés genuino por los sentimientos de los niños y animándolos a expresarse abiertamente. Además, les enseñan la importancia de la escucha activa y la comunicación efectiva en las relaciones interpersonales.

El Efecto Duradero de las Palabras


Es importante tener en cuenta que las palabras de los padres pueden tener un impacto duradero en la mente de un niño o adolescente. Las frases negativas o despectivas, como "No eres lo suficientemente bueno" o "Siempre haces todo mal", pueden causar daños emocionales y socavar la autoconfianza de los niños. Los estudios psicológicos han demostrado que los recuerdos de estas experiencias pueden persistir hasta la edad adulta, influyendo en la autoimagen y el bienestar emocional a lo largo de la vida.


Concluyendo, las palabras que los padres utilizan para comunicarse con sus hijos tienen un poderoso efecto en su desarrollo emocional, social y psicológico. Elegir frases que fomenten la autoestima, la resiliencia, la empatía y la comunicación puede tener un impacto positivo duradero en el futuro de los niños. Como padres y educadores, tenemos la oportunidad de moldear cómo nuestros hijos se ven a sí mismos y cómo interactúan con el mundo que los rodea a través de las palabras amorosas y alentadoras que les brindamos. No obstante, el cerebro de los niños y adolescentes tiene mucha plasticidad cerebral, lo absorbe todo, aprenden no solo de lo que oyen, si no también de lo que ven, por imitación. Buena parte de su carácter futuro depende del ejemplo vital que les demos los padres. Si bien en esas edades tenderán a la rebeldía y a la diferenciación aparente de los padres, con el tiempo adquirirán un carácter y una forma de actuar similar a la que hayan visto en su casa, en la mayoría de los casos. Por eso, no sirve el “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”, sino que los padres tienen que tener en cuenta el actuar de forma correcta en la vida para que sus hijos, en su adultez, hagan lo propio.

Isabel Rejano

www.IsabelRejano.es