Adolescentes que cambian de amigos
¿Cómo mantener las amistades en este grupo de edad?
Isabel Rejano
12/26/20235 min read


Según vamos caminando por la vida, las amistades van cambiando, debido a nuestras circunstancias vitales, pero también en gran parte por la etapa vital en la que nos encontremos. Durante la infancia se suelen formar amistades basadas en experiencias positivas y actividades comunes, si bien, estos lazos no suelen ser sólidos y los niños pueden cambiar de amigos con facilidad, a menudo debido a conflictos o cambios en los intereses. Durante la adolescencia, los jóvenes comienzan a buscar amistades que reflejen su creciente sentido de identidad, lo que provoca cambios en las amistades a medida que van encontrando personas con las que se sienten más identificados o que reflejen una imagen a la que ellos mismos aspiran. De adultos, las responsabilidades personales, familiares y laborales pueden influir en las amistades, que pueden cambiar o perderse debido, por ejemplo, a factores como el cambio de trabajo, la reubicación geográfica, el matrimonio, el nacimiento de hijos, ... En la vejez, las amistades pueden verse afectadas por factores como la pérdida de seres queridos, la disminución de la movilidad o la salud y el aislamiento social, pero existen, claro está, amistades que perduran desde la infancia hasta la vejez. En todas estas etapas, es importante recordar que las amistades son una parte importante de nuestras vidas y nos dan apoyo y bienestar emocional y mejoran nuestra experiencia vital.
En este artículo me centraré en los cambios de amistades durante la adolescencia y pubertad, época en la que se producen cambios significativos en la vida de una persona. Uno de estos cambios es la evolución de las relaciones sociales, entre las que se incluyen las amistades. Durante esta etapa, es frecuente que los adolescentes cambien a sus amigos de siempre por otros, lo que tiene repercusiones tanto para el que toma la iniciativa de cambiar su círculo de amigos como para el que se siente dejado de lado.
Durante esta época de la vida, los adolescentes empiezan a desarrollar una mayor conciencia de sí mismos y de cómo se ven ellos con relación a los demás. Esto puede llevar a un cambio en las amistades, a medida que van encontrando personas con las que sientan más afinidad y cercanía y/o que estén en el mismo grado de desarrollo madurativo. Además, los intereses y prioridades del adolescente pueden cambiar y empezar a sentirse atraídos por nuevas actividades, lo que puede llevarlo a formar nuevas amistades. También pueden buscar amistades que les proporcionen apoyo emocional, comprensión y aceptación durante este período de cambio.
El cambio de amigos puede conllevar aspectos positivos o negativos para el individuo que provoca el mismo. Por un lado, puede proporcionar nuevas oportunidades para el crecimiento personal y el desarrollo de nuevas habilidades sociales y también puede permitir al adolescente explorar diferentes aspectos de su identidad y descubrir nuevos intereses. Por otro lado, el cambio de amigos puede implicar la pérdida de relaciones importantes y la necesidad de lidiar con nuevas dinámicas sociales. Además, si el cambio de amigos es el resultado de la presión de grupo o del deseo de encajar, puede llevar a la supresión de la verdadera identidad del individuo, por la adhesión a las normas del grupo.
Para aquellos que se sienten dejados de lado cuando un amigo cambia su círculo de amigos, las repercusiones pueden ser importantes, llegando a experimentar sentimientos de rechazo, soledad y baja autoestima, acrecentados por la propia adolescencia, etapa en la que ya están sufriendo cambios físicos y emocionales muy intensos.
Es importante que los padres, educadores y profesionales de la salud mental estén atentos a estos cambios y proporcionen apoyo a los jóvenes durante este tiempo, fomentando la comunicación abierta, proporcionando estrategias para afrontar los cambios y promoviendo la participación en actividades que contribuyan al fomento de nuevas amistades y el mantenimiento de una autoestima positiva. No olvidar que cada individuo es único y puede experimentar la pubertad y sus cambios asociados de manera muy diferente.
Para evitar las rupturas totales de amistades durante la pubertad pueden usarse varias estrategias, como puede ser hablar abierta y honestamente con el adolescente sobre los cambios y los sentimientos, para ayudar a mantener la comprensión y la empatía y proporcionarle apoyo emocional. También, respetar los cambios y las decisiones de cada uno y los nuevos intereses de la otra persona. Conviene fomentar que pasen tiempo de calidad juntos, haciendo actividades en las que ambos disfruten y concienciarle de que, aunque es natural querer encajar, es importante mantener la propia individualidad y no suprimir la verdadera identidad. Y otra cuestión importante es evitar presionar a los amigos. Cada individuo y cada amistad son únicos, y lo que funciona para una amistad puede no funcionar para otra. En última instancia, el respeto mutuo y la comprensión son clave para mantener las amistades durante este período de cambio.
Los docentes y los padres pueden desempeñar un papel crucial en la detección de problemas de amistad durante la pubertad. Pueden guiarse por señales como cambios en el comportamiento: si un adolescente está más concentrado en su apariencia, se preocupa mucho por lo que sus pares piensan de él, está malhumorado, desea tener más privacidad, se concentra más en sus amigos que en la familia, o se muestra menos afectuoso con sus padres o se ve menos con sus amigos de siempre, podría ser una señal de que está experimentando cambios en sus amistades aunque, en cualquier caso, son señales comunes a todos los adolescentes.
Podría ser necesario un profesional de la Psicología para ayudar, tanto al que ha sido dejado de lado, como al que ha dejado a su amigo de siempre. Para el primer caso, un psicólogo puede proporcionar un espacio seguro para que el adolescente exprese sus sentimientos de rechazo y soledad, enseñándole estrategias para manejar estos sentimientos complicados. También puede trabajar para fortalecer su autoestima, ayudándole a entender que el valor de uno mismo no está determinado por las acciones de los demás. Y, además, puede ayudarle a desarrollar habilidades sociales para encontrar nuevas amistades. Para el adolescente que deja a su amigo de siempre, un psicólogo puede ayudarle a manejar sus emociones y a entender que es normal sentirse mal cuando se lastima a alguien. Puede también contribuir a que el adolescente desarrolle su empatía, ayudándole a entender cómo sus acciones pueden afectar a los demás. También puede enseñar al adolescente estrategias de resolución de conflictos, lo que puede ayudar a reparar la amistad, si eso es lo que él desea. Y puede ayudarle a aceptar sus errores y a entender que todos los podemos cometer y aprender de ellos. Cada adolescente es único y puede requerir diferentes enfoques, por lo que un psicólogo le proporcionará un tratamiento personalizado basado en sus necesidades específicas.
Isabel Rejano